sábado, 15 de agosto de 2009

Denuncia

LA PLATA: Denuncia Desoída
SR. Presidente Consejo Deliberante
Municipalidad De La Plata
De nuestra mayor consideración:

Le escribimos esta nota para rogarle atención sobre el contenido de la misma, en aras de contribuir, en algo, a que cese tanto horror. Se trata del maltrato a los animales. Del feroz maltrato a los animales hasta ocasionarles la muerte. No se trata de un hecho aislado. No es algo que sucede esporádicamente tras un alineamiento de planetas, por ejemplo. No es algo que no sepamos. La impotencia es visceral cuando uno o una sufre por estos hechos, cuando el sentido mismo de la vida propia se ve alterado, interferido, rotundamente condicionado por las condiciones forzadas de convivencia en la vía pública que nos da el modo de vida.
Como Usted ha dicho debemos actuar: “Para cambiar una cultura de la violencia por una cultura de la convivencia, en paz…”.
Hace un tiempo yo volvía, junto a mi familia, de la casa de mi Nona, habiendo pasado la tarde en familia, con afecto y en un ambiente cordial. Nosotros somos de la zona de camino Gral. Belgrano y Avenida Arana. Camino a Arturo Seguí. Cuando bajamos del colectivo e íbamos caminado el par de cuadras que nos separan de la parada, vimos la escena del horror que nos convoca. Es muy difícil describirla y lograr transmitir la erosión metafísica sobre la condición humana que desató ese suceso, amén de la angustia que no para y la impotencia devastadora que no cesa y queremos transformar en acción posibilitadora por este medio. Una yegua que estaba preñada o que venía de dar a luz, no quedó claro, tirando de un carro repleto e inmensamente pesado para un solo animal y más para un animal en esas condiciones físicas murió reventada. Reventada. Se abrió su abdomen. Sangraba por doquier, por el esfuerzo imposible a la que se la sometía, por los latigazos y los golpes que el dueño le daba y también por la alimentación. Al ser rodeado por los vecinos para que detuviera su masacre, comentó que una de las causas de la muerte tal vez fuera el alimento que le había dado. Avena seca, sin una gota de agua, en todo el día. Parece que la actitud de este tipo (¿sujeto?, ¿criminal?, ¿amo?, ¿cartonero?) era la de alguien a quien se le había pinchado una goma del auto.
Todo esto tiene que cambiar. Es necesario hacer y participar a conciencia. Desde todos los ámbitos posibles para hacer lo imposible, para que esta violencia dé paso a otra conducta, a otra forma, a otro país. Es obvio que si se siguen cometiendo todo tipo de abusos contra aquéllos que más nos dan, contra aquéllos que viven en otra dimensión fuera del poder: los niños, los ancianos, las madres solas, los animales domésticos, nunca va a suceder un cambio real. Si se sigue atacando sin control, sin intervención del Estado ni de la Sociedad Civil, en cualquiera de sus dimensiones: Justicia, Defensor ciudadano, escuela, medios de comunicación, etc., a los que no tienen voz, a los que no pueden defenderse, a los más débiles, iremos de mal en peor, en franca decadencia, en caída libre hacia nuestras propias ruinas.
Hoy por hoy, la verdad es que somos todos muy hipócritas.
Mercedes Centena
DNI: 10231023

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